Rufino Tamayo
Rufino Tamayo (25 de agosto de 1899, Tlaxiaco, Oaxaca - 24 de
junio de 1991, Ciudad de México) fue un pintor y muralista mexicano.
El artista de origen oaxaqueño fue un virtuoso en las técnicas
clásicas y un innovador en el campo del arte de la estampa.
En las obras de Tamayo se refleja su fuerza racional, emocional,
instintiva, física y erótica. Su producción expresa sus propios conceptos de
México; nunca siguió la corriente de otros pintores mexicanos contemporáneos
suyos, cuya obra, identificada con diversas posturas políticas, Tamayo no
aceptó como propuesta: Diego Rivera, de abierta militancia comunista o
trotskista y David Alfaro Siqueiros, comunista con posturas radicales, son
ejemplo de aquellas posturas.
Muchas veces se ha criticado la postura político-ideológica de
Tamayo. Sin embargo, decenas de documentos resguardados en importantes archivos
públicos y privados de México, Estados Unidos y Europa lo muestran como a un
artista identificado con el socialismo, pero respetuoso con las particularidades
del individuo.
Rufino Tamayo fue un artista siempre en búsqueda de nuevas
técnicas. Junto con Lea Remba creó un nuevo tipo de técnica gráfica, conocida
como mixografía; impresión sobre papel a la que se le añade profundidad y
textura. Una de las mixografías más famosas de Tamayo es "Dos Personajes
Atacados por Perros".
La obra de Tamayo evolucionó desde el uso de perspectiva lineal e
influencias cubistas hasta desarrollar un estilo propio. Coincidiendo con la
trayectoria de artistas como Cándido Portinari, González Camarena o Julián
Márquez, Tamayo trata de conciliar la herencia precolombina autóctona con las
técnicas plásticas que revolucionaban los ambientes artísticos de principios
del siglo XX.
Sus obras gozaron de un reconocimiento internacional, que derivó
en encargos para amplias decoraciones murales como Homenaje a la raza (1952),
en París, o México hoy (1953, Palacio de Bellas Artes, México, América (1956,
Banco del Suroeste, en Houston), que es el más grande que realizó; además se plasmó en el nuevo edificio de la
UNESCO en París realizó Prometeo (1958) y, posteriormente, Eclipse total
(1977).
Tamayo fue un gran conocedor y coleccionista del arte
prehispánico. En 1974 donó su espléndida colección de piezas de ese periodo a
su ciudad natal.
Tamayo está considerado como uno de los principales artistas en la
historia de México a la par de hombres como Diego Rivera o José Clemente
Orozco, si bien su obra no posee un enfoque tan político como la de éstos.
Aparte de los honores universitarios, Tamayo se ha hecho
acreedor de múltiples premios y condecoraciones.
En los cuadros de Rufino Tamayo no hay relatos. Son pinturas
hechas de luz, color y materia. “No debe uno afanarse por saber qué quiso
decir, sus cuadros son directos y nos dejan a solas con el puro júbilo de
mirar. La pintura de Tamayo es un regalo a los ojos” expresa Elisa Ramírez
Castañeda en el libro Rufino Tamayo. Vuela por sus raíces.
Una de las cosas que me gustan de este pintor fue que realizó una
búsqueda estética en base a las raíces del México indígena. Su estilo
“primitivo” que inicia desde los años veinte y que forma parte de la diversidad
de propuestas pictóricas de entonces, no desaparece del todo. Lo mismo sucede
con la relación entre mexicanidad y modernidad, temática que desarrolló a lo
largo de su carrera artística
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